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| Máximo Luppino |
Profundas ondas mentales surcan audazmente el planeta imponiendo su voluntad. La derecha, en sus múltiples variantes, se manifiesta en gran parte del globo terráqueo político.
Milei pateó el hormiguero peronista y las laboriosas hormigas buscan frenéticamente un líder. Puede ser una conducción de cabotaje o permanente. Lo que importa es que el peronismo funciona con liderazgos fuertes.
Sergio Massa fue un excelente candidato. Sus acciones nos llenaron de orgullo militante. Los que leen habitualmente nuestras columnas saben que el que escribe trabajó desinteresadamente para Sergio Massa. Con los resultados ya manifiestos, debo atestiguar que incluso de conocerlos antes igual hubiera apoyado fervientemente a Sergio. En primer lugar, por peronista y en segundo término por apreciar en Sergio Massa capacidad ilimitada de trabajo y conocimiento del Estado para navegar con éxito los problemas de la Nación.
Las elecciones se ganan y se pierden, pero los hechos políticos y culturales, como el peronismo, son realidades filosóficas que trascienden por mucho las circunstancias de un electoral resultado.
El poderoso hormiguero peronista, mientras se fagocita de falsos caudillos comienza a afinar su “espíritu agudo de supervivencia” y observa con renovada esperanza al Gobernador electo de Buenos Aires, Axel Kicillof. La poderosa provincia, cuna histórica del peronismo, enaltece a un líder íntegro, honesto y virtuoso como es Axel. Así es que todo parece señalar que se aproxima el tiempo de Axel. En las próximas horas comenzará a verse evidencia concreta de este fenómeno de liderazgo masivo. Claro que hay otros compañeros muy calificados para colocarse al frente del ejército del inmortal General.
Entre ese grupo de selectos dirigentes, Kicillof parece sobresalir con su 38% de peso electoral inocultable para cualquier contienda que debamos enfrentar.
Además del espíritu democrático y contractivo de Axel que todos reconocemos, vemos al mismo tiempo que si Javier Milei “prende” su motosierra, Axel estará luchando hombro a hombro con los obreros de la patria.
Así como es imposible imaginar a Italia sin la RAI o a Londres si la BBC, nos es difícil imaginar a nuestra Nación sin Radio Nacional o la Televisión Pública. Milei y su mentor, Macri, sabrán hasta cuánto tensan la soga de la paciencia popular.
Tiempos difíciles se asoman en un horizonte convulsionado por la propia impericia del flamante presidente.
El peronismo se encuentra tan listo para apoyar lo correcto, como para combatir con mano de hierro los caprichos entreguistas.
Máximo Luppino
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