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| Máximo Luppino |
No son pocas las voces que se alzan pidiéndole al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, que encabece la resistencia política ante el prometido avance depredador del presidente Milei.
La paralización de la obra pública por parte del gobierno libertario ya desató una oleada de telegramas de despidos. En las proximidades de las fiestas de Navidad y fin de año, la noticia más triste y desoladora para un trabajador y su familia es ver un horizonte sin trabajo.
Javier Milei habla e inquieta a la gente. Insinuó que quizás no se pagaría el aguinaldo si la recaudación no es suficiente. Olvidando el señor presidente que el aguinaldo es un derecho adquirido vigente. No se trata de una dádiva, ni de un “premio opcional”, ni se trata de una limosna de la patronal a los empleados. Es una obligación firmemente determinada.
Las luces de alarma se encendieron en las provincias argentinas. Kicillof rápidamente pidió autorización a la legislatura provincial para tomar deuda por 150 millones de dólares para hacer frente a los aguinaldos y no detener la obra pública provincial ya en marcha para todo el 2024. De esta manera mantiene en pie la poderosa provincia de Buenos Aires y no entra en el desdén sombrío que promete Milei apoyado por Macri.
El gobernador Kicillof, reunido con los intendentes electos, los exhortó a mantenerse dinámicos en atender las necesidades populares y a no detener bajo ningún aspecto el progreso provincial.
El clima político nacional se aprecia desordenado, por decir lo menos. Ya entraron y salieron varios ministros en nóminas de aspirantes concretos por la Libertad Avanza mencionados en la mañana y desautorizados por la tarde. Excepto dos o tres ministerios puntuales, el resto es una danza de nombres con escasa certidumbre de ser nombrados concretamente el 10 de diciembre próximo. Parece que Javier Milei no estaba tan listo para asumir como lo afirmaba. Tal es el desconcierto imperante, que la propia dolarización y la anulación del Banco Central se encuentran cuestionadas y parecen haber entrado en el carrusel de dudas que aparenta padecer de forma crónica el flamante gobierno libertario. Gobierno que en ocasiones parece liberal y otras conservador según cómo se lo mire. La duda es hasta el momento una terrible constante en el desconcertado equipo de Milei.
Anarquía y capricho son una constante en un gobierno que aún no asumió.
Para condimentar el tono destemplado de las humanas relaciones del equipo presidencial, la señora vicepresidenta electa, Victoria Villarruel, visitó las cúpulas de las fuerzas federales de seguridad en lo más parecido a una reunión protocolar oficial sin haber asumido su cargo aún, sin consultar ni avisar de sus movimientos a Javier Milei. Dejando un mensaje de acefalía de autoridad en el seno presidencial. Más que visita a los altos mandos de las fuerzas de seguridad, parece una declaración de autonomía arbitraria de su propia conducta.
El vínculo Villarruel - Fuerzas Armadas no hay que tomarlo a la ligera. Todo parece señalar una relación muy profunda donde abundan los planes de acciones futuras. Toda una preocupación extra para el propio presidente de la Nación.
En medio de las declaraciones de Javier Milei sobre el dinero que no alcanza y los recortes que se producirán, el señor presidente viaja a los Estados Unidos de Norte América en un vuelo privado que posee un elevado valor en dólares, pagado por un reconocido e influyente empresario. Gentileza o atenciones que luego derivan en favores que se deben “pagar” desde la administración central. Al igual que la estadía presidencial en un lujoso hotel céntrico donde la noche cuesta 85.000$. La residencia de Milei en dicho hotel ya cuenta con más de 30 días, sumando una millonaria cifra únicamente en estadía. ¿Entonces, hay o no hay dinero?
Por ahora tenemos algunas certezas: a Milei le encanta vivir muy bien sin honrar la austeridad que estos tiempos exigen. Que su plan de gobierno es tan incierto como los funcionarios que entran y salen de los cargos en cuestión y que Mauricio Macri sí posee un plan de gobierno concreto.
En la vereda de enfrente, aparece Axel Kicillof como la “punta de lanza” de la resistencia popular peronista. Comprometiéndose a continuar con la obra pública, al pago de los aguinaldos y a proteger los derechos laborales. Por otro lado, también recibió el mandato de la liga de los gobernadores peronistas de plantear firmemente al nuevo gobierno nacional los siguientes tres puntos:
1 – La Coparticipación Federal no se toca.
2 – La obra pública no se frena.
3 – La compensación por la pérdida de fondos que provocaron la rebaja del IVA y de ganancias
Entre las medidas de ajuste de Javier Milei, los reclamos que emergerán por la necesidad popular y la determinación del peronismo de no ser manoseado se forma un combo de conflicto que Dios quiera pueda encarrilarse de pacífica forma.
Máximo Luppino
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