M谩ximo Luppino |
Los Mapuches residentes en la Patagonia Argentina son personas pac铆ficas y trabajadoras con ansias de progresar y mantener el legado cultural de sus antepasados. En nuestro sur apreciamos con benepl谩cito que estos descendientes de pueblos originarios poseen concesiones de administraci贸n de c谩mpines municipales, administran con prudencia y mesura proveedur铆as produciendo dulces, confituras, ropas y souvenirs propios de su cultura y nuestra tierra.
Los descendientes de Mapuches establecen lealtad a nuestros s铆mbolos patrios y son una etnia m谩s dentro del concierto cosmopolita de nuestra Argentina diversa que alberga en su seno un verdadero crisol de razas.
El proceder de Jones Huala se emparenta m谩s a la acci贸n de un criminal que al de un l铆der mapuche. La violencia resentida y delictiva nada tiene que ver con la idiosincrasia pac铆fica y constructiva de los Mapuches.
Sabemos que los pueblos originarios necesitan m谩s ayuda e integraci贸n en nuestra Naci贸n y creemos que este proceso de incorporaci贸n productiva y justa est谩 en marcha.
La Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) es una organizaci贸n delictiva. Esto no implica estar de acuerdo con el mill贸n de hect谩reas que la empresa italiana de Luciano Benetton adquiri贸. 脡l es due帽o de una parte de nuestra Patagonia de dudosa adquisici贸n y autor de posibles delitos contra la soberan铆a territorial Argentina.
Una sola bandera en nuestra patria con leyes claras para descendientes de pueblos originarios como para europeos que con un pu帽ado de monedas desean “comprar” la autonom铆a propia de nuestra Naci贸n.
Cada vez que Jones Huala habla incurre en apolog铆a del delito, como base inequ铆voca de muchas m谩s violaciones a las reglas de convivencia comunal que nuestra patria merece. Huala sienta un nefasto precedente de violencia y criminalidad manifiesta.
¿Qui茅nes est谩n detr谩s de este “l铆der” inventado por extranjeras pretensiones usurpadoras sobre nuestra Patagonia Argentina?
La realidad de Bariloche, Esquel, El Bols贸n y dem谩s pueblos es que la comunidad Mapuche trabaja en armon铆a con las fuerzas vivas de nuestra Naci贸n. No hay conflictos, m谩s bien cooperaci贸n natural y moderada entre todos.
Jones Huala irrumpe con un discurso lleno de odio y maldad entre pueblos que aman el progreso y el desarrollo de mano del trabajo fecundo. Detr谩s de algunos reclamos territoriales de Jones, en verdad reina un monstruoso negocio inmobiliario que trasciende por lejos la raqu铆tica imaginaci贸n de Huala. De manera similar a los delictivos incendios criminales de bosques y campos que diezman el equilibrio del ecosistema nativo.
El fuego homicida arrasa con la naturaleza, animales incinerados, propiedades hechas cenizas, sue帽os estrujados entre las lenguas de fuego infernal. Fuego en la Patagonia es una mancha de alquitr谩n en el cristalino y bello cielo de nuestro ind贸mito sur.
Los latifundistas terratenientes deben una explicaci贸n genuina a nuestra Naci贸n y a los pobladores de nuestra patria. Al igual que Jones Huala, deben respetar la ley Argentina.
“¡Dentro de la ley todo, fuera de la ley nada!”
Argentina abri贸 las puertas de su continente a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, pero no a los criminales, ni abusadores de la bondad nacional. Debe haber un l铆mite a la posesi贸n de tierras por particulares. Legislar a prop贸sito se torna una necesidad imperiosa. M谩xime cuando las empresas o personas f铆sicas son extranjeras. No hablamos de leyes que no sean las que ya implementaron casi todos los pa铆ses del mundo. Muchos de ellos de extremo capitalismo como sistema de gobierno.
La “otra mejilla” de nuestra Argentina est谩 llena de golpes. Es hora de colocar orden en una sociedad que se acrecienta velozmente y que clama por justicia. La propiedad privada es un pilar de la democracia, como la libertad de expresi贸n y el libre albedr铆o de los individuos.
Jones Huala, un activista con discurso nativo, un capitalista con vincha Mapuche, un delincuente con discurso revolucionario.
M谩ximo Luppino