El expresidente Eduardo Duhalde no deseaba de ninguna manera producir da帽o alguno a nuestra democracia con sus afirmaciones que, s铆, en verdad fueron m谩s que inoportunas e indeseables.
Deseamos mencionar que pensamos que Eduardo Duhalde es un hombre de bien y que jam谩s pens贸 en perjudicar al presidente Alberto Fern谩ndez y much铆simo menos manchar el derrotero del orden constitucional argentino.
Tambi茅n es correcto decir que nuestras fuerzas armadas est谩n desarrollando una conducta ejemplar, luchando contra la pandemia, asistiendo a los m谩s vulnerables, combatiendo incendios en el Delta bonaerense y en la provincia de C贸rdoba, adem谩s de ocuparse de la preparaci贸n propia para la defensa nacional ante una eventual agresi贸n extranjera. Confiamos plenamente en nuestras fuerzas armadas, basti贸n indiscutido de la argentinidad.
Que singular paradoja, ciertos periodistas buscan la novedad, saben que si generan un exabrupto del entrevistado ser谩 una noticia loable para su fama y buen nombre. Luego de encontrar lo que anhelan (ideas o conceptos pol茅micos) saltan raudamente a “destrozar” a su invitado. Se colocan una blanca t煤nica que desentona profundamente con sus acciones y se tornan en verdugos implacables del consultado.
Los “gladiadores” del micr贸fono, luchadores del rating, vieron la oportunidad de sacrificar una v铆ctima m谩s ante el gran p煤blico para mostrarnos su “transparencia y honestidad” que desde siempre estuvo en tela de juicio. Farsantes de la palabra, fenicios incorregibles por opci贸n, cual cultores del circo romano contempor谩neo se horrorizaron con desmesura ins贸lita, sobreactuando en la exhibici贸n de su dudosa dignidad intelectual. Por supuesto, interrump铆an su oratoria televisiva para realizar los avisos comerciales. Ellos mismos protagonizaban a viva voz las fatigosas publicidades reiteradas (hay que llenar el changuito), la verdad puede esperarnos en el estacionamiento del supermercado.
Argentina contin煤a siendo presa de las antinomias. Las cuales parecen reinar en el dom茅stico feudo pol铆tico criollo. Hay que aceptar que siempre existir谩n opositores que manifestar谩n en茅rgicamente su oposici贸n. Es una fantas铆a de casi todos creer que se puede gobernar sin fuerzas encontradas en intereses y perfiles de Naci贸n distintas. La oposici贸n pol铆tica en la democracia da legitimidad a las medidas de gobierno de los oficialismos de turno. Sin oposici贸n viva no hay democracia real.
Claro est谩 que hablamos de fuerzas pol铆ticas diversas con un alto sentido de responsabilidad y sentido constructivo. La acci贸n pol铆tica sin una gran dosis de reconciliaci贸n real con el adversario ocasional es un ejercicio est茅ril que jam谩s construir谩 bienestar para la sociedad.
Si buscamos la contradicci贸n en las conductas ajenas seguramente la encontraremos o creeremos encontrarla. Vemos lo que deseamos ver. Las hip贸tesis de conflicto se tornan “reales” por la predisposici贸n reinante en el criterio ya forjado en nuestro intelecto.
La grieta est谩 soberanamente presente en muchos dirigentes de nuestra sociedad y sobre todo en ciertos periodistas que alimentan sus programas radiales y televisivos con la “sangre” de los desencuentros ideol贸gicos, fomentan rivalidades y potencian peleas que lastiman el universo del pensamiento honesto. En la gente “de a pie” hay encuentro y pensamientos comunes para poder progresar y avizorar un futuro mejor para nuestra Naci贸n.
Nuestros dirigentes deben ejercen una sincera reconciliaci贸n con su mundo interior y reflejar arm贸nica convivencia para con los rivales de turno para generar consensos en vez de enfrentamientos in煤tiles.
Las elecciones legislativas del 2021 ya est谩n en el foco de atenci贸n de oficialistas y opositores. Negarlo significa burlarse de la gente. Mientras, el hambre deteriora nuestras capas bajas y medias sociales, el Coronavirus continua azotando a la comunidad toda y nuestro pa铆s avanza a los tropezones por falta de generosidad de nuestros dirigentes.
Asumamos con responsabilidad plena nuestras propias decisiones en nuestro mundo laboral cotidiano. Nosotros seremos parte del conflicto suicida o del consenso social deseado que debemos construir tenazmente entre todos.
Cada pensamiento de fe y confianza en nosotros y nuestros semejantes ser谩 un aut茅ntico paso adelante. No esperemos tanto de los dem谩s. Obligu茅monos nosotros a actuar con honestidad y rectitud. Ese ser谩 el principio de la salida hacia arriba que tanto merece nuestro pueblo.
M谩ximo Luppino