Máximo Luppino |
Entre un torbellino de pasiones, asomó a la historia argentina un personaje rebelde, desafiante, con un gran bagaje de insensibilidad humana. Así nace Milei, en el seno de programas periodísticos y de opinión. Contradictorio consigo mismo, dueño de ciertas frases contundentes como: “La casta nos tiene miedo”. Sin embargo, una de sus situaciones más relevantes es ir del brazo mismo de la casta más profunda y rancia de muestra política. Nos referimos a su sociedad con Mauricio Macri, su mentor de forma, y Patricia Bullrich, su guía en la acción. Quedaron atrás las épocas en las que se dejaba guiar por mentes más inteligentes y plásticas.
El presidente electo también es poseedor de la supuesta idea de la dolarización que parecería hoy poco probable de aplicar. Lo mismo pasa con otras ideas como la venta de órganos, la libre portación de armas o los peajes vecinales. Propuestas que hoy se juzgaría que no quieren recordarse. Evoca Milei con profunda admiración el tiempo de la convertibilidad, gozoso de poder importar productos del extranjero a un precio irrisorio. Esto nunca fue ninguna solución auténtica, sino que fue el origen de la destrucción de la industria nacional.
Milei parece poseer un carácter caprichoso que se prioriza a sí mismo. Desafía a los altos mandos del Ejército Argentino vociferando loas a Margaret Thatcher, quien, en otras latitudes sanas y cristalinas del arco patriótico, es considerada prácticamente como una criminal de guerra por el torpedeo del Ara General Belgrano por parte de un submarino nuclear fuera del área de exclusión por ellos mismos determinada. Siempre consideramos de muy mal gusto la admiración incondicional de un argentino hacia una figura del imperio pirata que tanto dolor ocasionó a la Argentina y al mundo. Este es Javier Milei. Un hombre saturado de contradicciones, con escasa sensibilidad humana, para quien la ayuda social resulta una terrible blasfemia.
Ahora viene el tiempo de las tan mentadas políticas económicas, del ajuste y, Dios no quiera, de una eventual represión brutal. Mientras los días transcurren, observaremos a un mandatario bajo el rótulo de libertario caminar con sus aciertos y contradicciones a cuestas. Simplemente rogamos que el sufrimiento que debamos abordar como sociedad sea lo más leve posible.
El peronismo posee un gran gobernador en acción, Axel Kicillof. Este gran gobernador tratará, una vez más, de llevar el peronismo a la victoria para así poder servir más concretamente a su pueblo. Nadie escapa de su destino. El peronismo es el gran movimiento argentino político – social. Es la matriz de grandes hombres e inspiración de generaciones. Nada fácil es trascenderlo y mucho menos aún superarlo.
Máximo Luppino
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